Te propongo 3 pasos y 10 minutos de tu tiempo para hacer feliz a tu mente. Las vacaciones es el estado de desconexión por excelencia. Pero si realmente quieres empezar a avanzar en tu equilibrio y fortaleza mental no esperes a las vacaciones y EMPIEZA YA.
Nos sentimos bien en vacaciones porque abandonamos las preocupaciones de lo cotidiano y de la supervivencia laboral y de relación para disfrutar del relax, que en este periodo llamamos “no hacer nada” o “hacer lo que se tercie”. Esta última es una expresión popular que me encanta.
Menos expectativas y más dar permiso a la realidad.
Así que con esta magnífica disposición afrontamos el periodo más estimulante del año creándonos unas expectativas que, desafortunadamente, no siempre se cumplen. Tanto es así que según algunos estudios en el verano se producen el 33% de las separaciones, lo que no está nada mal teniendo en cuenta que esta estación representa el 25% del año. No es de extrañar que denominen a agosto como el mes de los divorcios.
Por no hablar de otras situaciones veraniegas más duras. Sin llegar a estos extremos, por supuesto, según avanzan las vacaciones vamos llenando un pequeño saquito imaginario de a expectativas no cumplidas y de imperceptibles frustraciones que van dejando su pequeño e inexorable rastro en nuestro ánimo más profundo.
Sin embargo esta falta de ruido de lo cotidiano lejos de acercarnos a la felicidad no aleja de ella porque nuestro ruido interior, no se para. ¿Cuál es la razón? Entre las muchas sobre las que se han escrito hay una que me parece desde el punto de vista del coaching muy importante, no sabemos manejar el silencio. El ritmo de vida y rutinas diarias nos alejan de él. Si a esto le añadimos las tecnologías, móviles y tabletas. Está claro que la desconexión aparece como una opción poco realista. Ni siquiera en vacaciones olvidamos del todo los tics y hábitos que nos han mantenido atrapados durante todo del año.
Estamos sometidos a un continuo alboroto y no solo por el ajetreo que nos rodea sino lo más importante no paramos de generar ruido interno. Nuestros pensamientos, el diálogo interno esa conversación constante que mantenemos con nosotros mismos, es la gran mayoría de las veces no solo una manera de organizar nuestra vida, es también la manera más nuestra de analizar lo que nos sucede y tomar decisiones de supervivencia, de supervivencia, que quede claro, no de decisiones meditadas que lleven a objetivos y metas. Lógicamente tenemos que hablarnos, tenemos que saber conversar con nosotros mismos y hacerlo de manera saludable y positiva. Estimularnos con la palabra y escuchar lo que realmente tenemos pendiente de decirnos. Esta actitud poco a poco, nos llevará a la auténtica felicidad porque en realidad, se encuentra en nuestro interior. Somos felicidad.
Acalla tu diálogo interno.
Este dialogo interno no se interrumpe en vacaciones, aunque pueda parecerlo, de hecho nos cuesta muchísimo interrumpirlo, pararlo, y sea cual sea el momento que vivamos seguimos teniendo largos periodos de “darle vueltas a la cabeza”. Nuestra mente que aunque parezca que no, siempre tiene la positiva intención de darnos lo que necesitamos y nos sigue ofreciendo un montón de posibilidades para seguir poniendo en práctica el “no parar de pensar”. Como en vacaciones, ya hemos quedado que es un periodo de relax, la mente entiende que tenemos que seguir pensando como posesos nos ofrece un montón de posibilidades. Nos contrariamos si hace viento (vaya, no voy a poder bañarme) si se nubla (Ufff, yo que quería tomar pronto un buen moreno) si el chiringuito al que vamos está lleno, si hace calor, si mi grupo de amigos tiene unos planes que no me apetecen, si…si… todo esto sin tocar el tema del desánimo que produce el que no liguemos, si ese ha sido nuestro propósito (espero aquí una amplia sonrisa).
De esta manera como si de globos se tratara nuestro dialogo interno va haciendo explotar una a una todas nuestras expectativas, es resultado no puede ser otro que la frustración. Si el punto al que llegamos es la frustración podemos imaginar con facilidad cual es el resultado final. Y da igual que hablemos de familia, parejas o amigos, el proceso mental es exactamente el mismo, únicamente cambian los sentimientos, pero el proceso es igual para todas las situaciones personales posibles, dado que se trata de un proceso mental al que todos absolutamente todos estamos sometidos, salvo, y esta es la gran noticia, aprendamos a darle la vuelta a la situación y conseguir que el relax esperado y el estado de felicidad se hagan realidad.
Disfruta de tu presencia
Como primer propósito de unas vacaciones felices y estimulantes debemos aprender a acallar nuestro continuo murmullo interior. Podemos empezar por imaginar lo bien que nos sentimos cuando estamos tranquilos y relajados. Este es el inicio de la conciliación con nosotros y lo que nos rodea.
Una de las maneras más eficaces es respirar, eso que hacemos para vivir, es evidente que sin aire nos morimos. Primero respira hondo y date cuenta hasta dónde te llega el aíre, ¿se queda en el pecho?, ¿baja al abdomen? Conscientemente siente bajar el aire, cuanto más se llene tu cuerpo mejor te sentirás. Con el simple hecho de realizar 4 o 6 respiraciones conscientes ya habrás empezado a tomar el control sobre tu mente. Puedes hacerlo en 3 minutos. Así estarás empezando a mandar mensajes de que lo que quieres en este momento es paz y ella, que siempre está dispuesta a hacernos caso aunque no lo sepamos, captará de manera inmediata el mensaje. Podemos aprovechar cualquier momento, tumbados al sol o leyendo, cualquier momento es bueno para darnos la oportunidad de vivir mejor, de tomar el control.
Crea silencio interior
Ya que sabemos cómo callarnos vamos a por el siguiente paso. Crear silencio. No necesitamos mucho tiempo para ello con 3 o 4 minutos para empezar está bien. Aunque estar en silencio con nosotros mismos no es fácil en principio, si es un reto atractivo y confortador.
Lo mejor de nosotros surge de la armonía personal.
Como no pretendemos amargarle la vida a nuestra mente, hemos quedado en que queremos un estado de felicidad. Para empezar a crear silencio debemos alimentar nuestro pensamiento, para ello podemos contar, por ejemplo empezando desde 10, 10…9…8… Si ya hemos practicado alguna técnica de relajación, podemos añadir a esta cuenta a atrás un paso más. Antes de empezar a contar podemos sentir paz, serenidad, sosiego, podemos hacerlo mientras acallamos nuestro diálogo (paso anterior) sintiendo como este estado de calma nos invade mientras respiramos. Una vez que hemos sentido este estado, con esa sensación en el cuerpo, podemos empezar a contar. Si somos atrevidos a los números podemos imaginarlos en colores, si además le añadimos formas, nos sentiremos tremendamente bien. Probadlo, atreveros, os aseguro que funciona y además rápido.
La serenidad crece en el silencio
Guarda tus sensaciones. Crea tu propio estado de felicidad aunque sea comiendo helado.
Nos quedan 3 minutos. Este es el tiempo para fijar en nuestro cuerpo el estado de bienestar que hemos creado. Nos servirá para recordar lo bien que podemos llegar a sentirnos, si nos lo proponemos. Con la práctica incluso disfrutando de un helado seremos capaces de respirar, sentir y fijar en nuestra mente ese momento de disfrute. Al fin y al cabo se trata de que tu mente sea feliz y por lógica, tú también.
Hemos respirado, contado e imaginado, ahora tenemos varias opciones. Una es hacer una ligera presión en cualquier parte de nuestro cuerpo, por ejemplo en una de nuestras muñecas, respirar esa sensación agradable y realizar esa presión (más o menos suave eso es cuestión de cada uno) Podemos seguir respirando esos 3 minutos. Al tiempo tararear una canción que nos guste, o decirnos una frase estimulante “qué bien me siento” por ejemplo. También está la opción de los más atrevidos que es hacerlo todo en ese tiempo. Recuerda 3 pasos y 10 minutos.
Puedes tener una mente feliz y abrir la puerta a tu mejor versión
En sólo 10 minutos, practicando y disfrutando le estarás haciendo que tu mente se centre en lo que realmente quieres. Así que si hay olas, o hace viento, o no te agradan demasiado los planes de tus amigos, o si no has tenido mucho éxito en el amor, o has tenido alguna diferencia con tu pareja… sean como sean los pequeños contratiempos de siempre se producen, siempre tendrás tu pequeño santuario de bienestar y relax. Y probablemente transmitirás esa sensación a los demás cómo cuando tiras una piedrecita en el agua y aparecen los círculos de vibración.
Confío en practiques lo que te propongo porque funciona de verdad.
Te deseo una disfrutada y serena buena vida.
Deja un comentario