Lo que sabes y no sabes de tí mismo.

Lo que sabes y no sabes de tí mismo.

Lo que sabes y no sabes de tí mismo.

Autoconocimiento

Todos llevamos un gran tesoro dentro del que sólo conocemos una parte. En lo que sabes o no, de ti radica tu realidad. Porque en el autoconocimiento hay mucho capital personal que desconoces. De manera que dando el primer paso hacia el autoconocimiento das también, el primer gran paso hacia la autoconsciencia. Imagina que te preguntan ¿Qué sabes de tí? ¿Cuántas cosas con fuerza positiva puedes decir que no estén en tu curriculum o en tu DNI? Más allá de los meros datos está tu legítima singularidad.  Cuando hablas de ti ¿Qué destacas? Saber de ti, conocerte , es comprenderte, aceptarte, sentirte bien en tu piel, en definitiva. Saber de ti, conocerte es la aventura más apasionante de tu vida. El autoconocimiento es clave para tu desarrollo personal, es la base para construir metas y obtener propósitos.

Lo que sabes de ti sueles expresarlo con lo que has hecho o conseguido, pero no con lo que te impulsa y te motiva en la vida. Y esto tiene el peligro de nacer de un diálogo interno turbio con reproches y poco saludable.

¿Por qué hacemos eso que nos angustia? Porque nuestra propia supervivencia nos lleva más a lo externo, a los hechos y datos. Lo cual está muy bien, aunque somos mucho más.

Lo importante de lo qué haces es QUIÉN LO HACE.

Es tan importante el quién como el qué

Nos habituamos a enfocarnos en lo que hacemos de manera que nos olvidamos de lo que somos. No sólo eso, incluso nos olvidamos de poner en valor quién somos.  Y no sólo para los demás sino incluso para nosotros mismos. A todos nos ha sucedido que nos precipitamos a la hora de hacer una foto desenfocando objetos y personas, paisajes e incluso alguna que otra vez haciéndole fotos al suelo. En un momento determinado podríamos decir que hemos hecho muchas fotos. Mostrar a la vida sólo lo que hacemos puede tener consecuencias no deseadas por ejemplo el estrés por el hacer el mayor número de cosas posibles. ¿Alguna vez habéis experimentado este tipo de estrés?  seguramente sí más de una vez probablemente también nos ha pasado que cuanto más nos enfocamos a las acciones más insatisfechos nos sentimos. ¿Sabes por qué?

Una de las razones más importantes es que nos hemos descentrado, hemos perdido la fuerza y como consecuencia poco a poco nos vamos llenando de ansiedad.  Vivimos fuera de nuestro centro, actuamos y dejamos de interesarnos por conocernos en nuestra autenticidad. Nos alejamos de nuestro equilibrio cambiando la fuerza de lo que somos por la apariencia de lo que hacemos. Creemos que nos conocemos pero tenemos más en cuenta nuestras reacciones que nuestras emociones, sentimientos y capacidades.

1.Identifica tu propio centro. Entrena tu equilibrio.

Las personas somos en gran parte, el resultado de una multiplicidad de influencias a lo largo de nuestra vida. Entonces si estamos tan influenciados por lo externo y lo interno ¿Cómo identificar nuestro centro? ¿Cómo encontrar ese punto de equilibrio? El que nos hace más fuertes, neutrales, más ecuánimes, tanto con nosotros como con los demás.  Reconoce tus múltiples influencias para equilibrarte.

Identifica tu carga mental para liberarte de lo que te pesa. La carga mental puede llegar a ser excesiva si no la identificamos aprendiendo a ponderarla. A medida que nos damos cuenta de nuestra carga mental y de su influencia en nuestras decisiones nos hacemos conscientes de que muchas de las dificultades que afrontamos en la vida tienen un origen mental. Dedicamos un gran esfuerzo para controlar lo que hacemos, al tiempo que nos preocupamos excesivamente por los resultados de nuestras acciones y como consecuencia, de la imagen que otros puedan tener de nosotros mismos. De manera que dejamos de lado, restándole importancia a la gran influencia que nuestros propios pensamientos cargados de expectativas rotas y a la necesidad de reconstruirlos en fortaleza de carácter.  

Lo que otros piensen de nosotros muchas veces se convierte en el motor de nuestras acciones, pero ¿Y lo que pensamos de nosotros mismos? ¿Dónde se queda? Veíamos al principio que nuestro diálogo interno puede llegar a ser “un canalla” sobre todo cuando nos encargamos de repetirnos lo que creemos que no ha cumplido nuestros anhelos. 

1.1.- Lo primero limpieza de miedos, el miedo es nuestro mayor paralizante y el responsable de decisiones de las que nos arrepentimos. Empecemos dándonos cuenta de cuales son nuestros miedos, porque es imprescindible identificar lo que nos hace daño.

1.2.- Ejercita tu atención restando juicios sobre ti y los demás. La carga de los juicios que emitimos (con excesiva frecuencia diría yo) Escuchar sin juzgar, ejercitando la escucha activa

1.3.- Emociones como la gratitud, la alegría, la generosidad, tolerancia y por supuesto el amor, son de alta vibración esto significa que activan nuestra capacidad de respuesta al estrés y como consecuencia ser más conscientes de nuestras potencialidades y del gran capital emocional y personal que llevamos dentro.

1.4.- Equilibra tu hardware y tu software. El hardware lo constituye el funcionamiento físico de nuestro cerebro, que no está tan separado del Software, es decir de la constante programación y reestructuración que se da a lo largo de nuestra vida. Ambos se influyen mutuamente de forma desastrosa, para que ese desastre se convierta en logros positivos debemos empezar por identificar y neutralizar nuestras creencias negativas, parar nuestra mente por ejemplo meditando o simplemente prestando atención a nuestra respiración cuando nos encontremos ante la desazón o la zozobra. Desde un punto de vista práctico se correspondería con generar emociones positivas unidas a intenciones (pensamientos) provechosos, sintonizar corazón y mente. En esa sintonía va apareciendo nuestro centro del que parte nuestro auténtico yo.

2.- Conócete a ti mismo.

Autoconocimiento
¿Dónde irás sin conocerte ni saber el camino?

Si no te conoces bien difícilmente te vas a manifestar al exterior poniendo en valor tus auténticos talentos. Porque ¿Cómo vas a comunicar quién eres si no te conoces? Comunicar quién eres no sólo palabra son hechos, tus acciones a través de las que muestras y transmites tanto en tu vida cotidiana como en la profesional. Es probable que te hayas sorprendido en alguna ocasión diciéndote o diciendo a otros “no me conozco ni yo” ante alguna reacción inesperada. Esto es indicativo de la desconexión de tus auténticas motivaciones, de la falta de autoconocimiento, de lo que te hace fuerte y poderoso, que no es otra cosa que lo que realmente eres.

Conócete a ti mismo
“Conócete a ti mismo” frase escrita en el pronaos del templo de Apolo en Delfos, Grecia.

Desde la antigüedad el punto de partida de toda sabiduría es el autoconocimiento. En palabras de Stephen Covey: Las personas no pueden vivir en el cambio si en su interior no persiste un núcleo invariable. La clave de la capacidad para cambiar es mantener el foco en la comprensión de lo que eres, de lo que persigues y valoras. Este núcleo forma parte de nuestra esencia como persona, lo que nos hace únicos, ese que una vez descubierto debemos prestarle atención para liberarlo de creencias limitadoras y cargas inútiles.

De manera que poco a poco nos sentimos y percibimos desintegrados, pareciendo que cada una de estos aspectos o dimensiones tienen mecanismos que se interfieren unos con otros. Por ejemplo, seguro que puedes recordar multitud de ocasiones en que tu dimensión emocional se sintió herida por algo sucedido interactuando con tu entorno social, familiar o profesional.

3.-. Ve más allá de tu “fachada”

Una cosa es quién aparentas ser y otra quién eres en realidad. Cuanto más alejados están estos hechos, estos roles, menor grado de felicidad y de realización personal. Por tanto, se trata de unificar estos dos extremos de la misma cosa. Cuando ambas están reñidas o alejadas no sólo vivimos en conflicto interno, sino que la imagen que proyectamos al exterior, nuestro modo de actuar, liderar, trabajar, nuestra imagen personal y profesional se resiente. Aún más se resiente nuestro propio bienestar en sentido amplio incluyendo el emocional, relacional y social.

Cuando estamos en armonía somos más creativos, más fuertes, decididos, eficaces e influyentes.

El trabajo de ir más allá de nuestra fachada es un trabajo de reencuentro con nosotros mismos, con la persona que somos. Es la determinación de hacer limpieza de todo lo que nos sobra, de lo acumulado a lo largo de años de supervivencia. Para ello existe una metodología de autoconocimiento que nos ayuda y acompaña en ese apasionante viaje hace la realización personal.

¿Qué sabes de ti? Recuerda que desear ser la persona que no eres es desperdiciar la persona que eres. Haz click en el logo WhatsApp y dime lo que sientes ahora mismo.

No lo olvides, coaching es buena vida.

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